viernes, 30 de septiembre de 2011

Los crotálidos o víboras de fosetas.

Las víboras de fosetas son el peldaño más alto en la escala evolutiva de los Viperidos, este nivel superior obedece a la presencia en sus rostros de un órgano que las convierte en ciertamente únicas, por supuesto estoy hablando de las fosetas termorreceptoras situadas a ambos lados del rostro del animal y siempre orientadas hacia delante de modo que estos animales no solo gozan de una percepción visual, olfativa y táctil del mundo que les rodea como el resto de las serpientes y otras víboras sino tambien de una “ visión “ térmica del mundo que les es sumamente útil no solo para localizar y cazar a sus presas en una oscuridad absoluta sino para localizar terrenos más cálidos o frescos según su necesidad de regular su temperatura corporal adecuadamente eligiendo uno de los dos espectros de temperatura. La presencia de estas fosetas en el rostro de estas serpientes incluso ha motivado nombres comunes como “ cuatro narices “ debido a la presencia de cuatro agujeros en la “ cara “ del reptil pero en realidad dos agujeros son las narinas o agujeros nasales y otros dos, usualmente más grandes, son dichas fosetas las cuales están tambien presentes siempre en mayor número en los laterales del hocico de numerosas especies de boas y pitones.

Estos reptiles están mayoritariamente repartidos por América y Asia, viéndose muy pobremente representados en Europa por una sola especie y simplemente no existiendo en África y Australia. Popularmente las especies más conocidas son las serpientes de cascabel extendidas por casi todo el continente americano aunque existen alrededor de 210 especies de crótalos repartidos prioritariamente por América o Asia y ubicadas dentro de los siguientes géneros:

Agkistrodon, Atropoides, Bothriechis, Bothriopsis, Bothrocophias, Bothropoides, Bothrops, Calloselasma, Cerrophidion, Crotalus, Deinagkistrodon, Garthius, Gloydius, Hypnale, Lachesis, Ophryacus, Ovophis, Porthidium, Protobothrops, Rhinocerophis, Sistrurus, Trimeresurus y Tropidolaemus.

La bella cascabel tropical Crotalus durissus terrificus
oriunda de Sudamérica está dotada de un potente
veneno de acción neurotóxica.
Foto: Cortesía Reptilario Parque
de Cabárceno. Cantabria.

       Algunas de estas serpientes han causado un fuerte impacto en la cultura y folklore de ciertos países y gentes donde viven como atestiguan, por ejemplo, las serpientes de cascabel esculpidas en las pirámides aztecas de Méjico, la presencia bien recibida por los monjes de los crótalos de Wagler Tropidolaemus wagleri en el templo de las serpientes en Penang, Malasia, o los bailes tradicionales de los indios Hopi en Arizona, Norteamérica, donde utilizaban serpientes de cascabel Crotalus viridis nuntius en sus plegarias.

Mientras tanto y ya en el campo de la medicina estas serpientes tambien son ciertamente notables ya que todos los años los encontronazos de estas serpientes con el ser humano causa miles de accidentes y posibles víctimas mortales en ambos bandos con una mortalidad humana que se ha ido reduciendo enormemente debido al uso de los adecuados sueros antiofídicos.

Dentro de estas 210 especies existen desde animales dotados con tamaños reducidos como las pequeñas cascabeles pigmeas Sistrurus a verdaderos gigantes como la cascabel lomo de diamante oriental Crotalus adamanteus o las Bushmaster Lachesis ambas capaces de superar los 2 metros de longitud y en el último caso dotadas con unos colmillos realmente impresionantes que superan los 2 cm de largo. Por lo general el veneno de los crotálidos afecta a la coagulación sanguínea licuando la sangre o convirtiéndola en “ mermelada de fresa “ y provocando además tremendos edemas que pueden extenderse por todo el miembro afectado llegando a adentrarse en el tronco de la víctima en caso de que la mordedura se produzca en un miembro así como causando grandes ampollas serosas y necrosis, sin embargo algunas especies ( e incluso poblaciones determinadas de otras ) gozan de un veneno fuertemente neurotóxico como es el caso de la cascabel de Mojave Crotalus scutellatus, la tropical Crotalus durissus terrificus o algunas cascabeles lomo de diamante occidental Crotalus atrox entre otras.

        En lo tocante a la reproducción existen tanto especies ovovivíparas como más raramente ovíparas con algunas de estas especies llegando incluso a profesar cuidados hacia sus puestas de huevos aunque lo más común es el primer método de reproducción. Muchas de las crías nacidas poseen una característica especial y es que vienen al mundo dotados con una cola dotada de vivos colores la cual agitan a modo de cebo para atraer dentro de su radio de mordedura a pequeñas presas como ranas y lagartos, indudablemente los pequeños crotálidos necesitaran esta y toda la ayuda posible para poder sobrevivir ya que solo unos pocos llegaran a la madurez para poder reproducirse, la inmensa mayoría morirán de hambre o a manos de sus abundantes depredadores.

Presente en centro y Sudamérica la espectacular fase
amarilla de la víbora de fosetas de Schlegell Bothriechis
schlegelii es un bello representante de los
abundantes crotálidos de hábitos arborícolas
dotados de cola prensil que abundan en las selvas
de Sudamérica y Asia.
Foto: Cortesía Reptilario Parque de Cabárceno. Cantabria.

       El método de caza en estas serpientes suele ser el acecho aunque algunas especies combinan dicho acecho con la búsqueda activa de sus presas, estos reptiles al nacer son tan pequeños que comienzan devorando insectos o pequeños lagartos para poder sobrevivir para según van creciendo alimentarse de ranas, pájaros, otros reptiles y mamíferos los cuales conforman la base de su dieta cuando son adultos y es en la caza de estos pequeños mamíferos de cuerpos cálidos donde las víboras de fosetas se lucen ya que incluso en la más perfecta oscuridad son capaces de localizar su presencia con precisión absoluta para acecharlos y efectuar una mordedura absolutamente precisa en sus cuerpos, incluso cuando en experimentos en laboratorios se ha cegado al reptil o simplemente cuando la serpiente incluso ha llegado a nacer sin ojos la precisión de su mordedura es simplemente increíble.

        Al menos las serpientes de cascabel parecen orientar su mordedura hacia el tronco de sus presas posiblemente guiadas por el calor desprendido por una mayor circulación sanguínea para efectuar una rápida mordedura y liberar a su presa inmediatamente y localizarla posteriormente e ingerirla, sin embargo las especies arborícolas se ven forzadas dado sus hábitos arbóreos a morder y a retener a sus presas en la boca mientras que el veneno hace efecto ya que si las liberasen estas podrían morir muy lejos del reptil y serían imposibles de localizar.

       Las poblaciones de crotálidos del mundo están descendiendo alarmantemente siendo la fragmentación, la deforestación y la contaminación de sus habitats e incluso al uso el abusivo uso de sus pieles y carne por parte del hombre tal y como ocurre con las serpientes de cascabel las causas principales de su desaparición, indudablemente estas serpientes son victimas de su mala fama pero merecen el mismo grado de protección que otros animales potencialmente peligrosos como leones, tigres o cocodrilos ya que su presencia nos resulta sumamente beneficiosa ya que ellas mantienen, al igual que otras serpientes, las poblaciones de roedores en números aceptables, y no solo en esto nos benefician ya que muchos fármacos utilizados muy comúnmente en dolencias cardiacas o para regular la fluidez de la sangre están realizados con parte de sus venenos y posiblemente muchos más están a la espera de ser comercializados mientras que a un nivel menos importante, el de la cosmética, se están lanzando cremas faciales con ínfimas cantidades de veneno del crótalo del templo Tropidolaemus wagleri destinadas a crear un efecto “ lifting “ en los músculos del rostro.

      Indudablemente y aunque en algunos casos la gente las tema o las odie y nos cueste reconocerlo las personas necesitamos más a estas víboras de fosetas de lo que ellas nos necesitan a nosotros.

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